Un ambiente inolvidable se vivió a los largo de los 90 minutos del juego en el estadio Cuscatlán, donde los albos del Alianza consiguieron una victoria histórica 2-1 sobre Tigres de la Universidad Autónoma de Nuevo León, en juego de la Liga de Campeones de Concacaf.
Los albos salieron decididos a jugar de igual a igual a Tigres, y lograron disputar tanto el dominio del balón como cortarle los circuitos al equipo mexicano, que por momentos se vio en apuros para hacerse sentir en el terreno de juego.
Cada jugador de los elefantes lucía muy concentrado, y dispuesto a dar su mayor sacrificio para conseguir un resultado positivo, que permitiera soñar con avanzar a la siguiente fase del torneo.
Así fue como luego de mantener un juego sin muchas llegadas en los arcos, el portero blanco Rafael García tuvo la oportunidad de mostrar sus dotes a los 31 minutos, cuando logró rechazar el balón en un disparo dentro del área de Nicolás López, y consiguió enviarlo a tiro de esquina.
Sin embargo, a los 34 minutos un centro del francés Gignac fue cabeceado por Tigres dentro del área y el balón llegó a Juan Purata, quien en fuera de juego, de forma incómoda remató a puerta y dejó sin posibilidad de reaccionar al arquero Rafael García para poner el 0-1.
Cuando se jugaban 42 minutos, nuevamente el arquero García logró ganar el mano a mano y tapar el disparo de Enner Valencia, con lo que volvió a ponerle emoción al juego que había bajado ligeramente de intensidad.
Cuando se inició el segundo tiempo, Carlos Salcedo cometió falta en el área sobre Óscar Cerén, por lo que el central sancionó infracción pero el jugador mexicano se salvó de la segunda amarilla, que hubiera significado la expulsión.
El mexicano Felipe Ponce llegó al punto penal y cuando se corrían 46 minutos, con sangre fría cobró magistralmente y mandó el balón pegado al poste derecho del arquero Guzmán, que no logró reaccionar ante el disparo.
La euforia invadió los estrados del estadio Cuscatlán, que vibraba a ritmo de los cánticos albos que erizaban la piel del más apático de los hinchas. En este punto, el semblante del técnico azteca había cambiado, de enojo, al reclamar cada falta, a preocupación.
El minuto 54 marcó un antes y un después en el juego, pues Marvin Monterroza envió un magistral pase filtrado a Oswaldo Blanco, quien definió en gran forma ante la salida del arquero azteca para el 2-1.
Los auriazules adelantaron filas para llegar de forma más constante, pero la zaga blanca se plantó en gran forma. A los 63 minutos Mario Jacobo se lució al ejecutar una barrida muy oportuna que tapó el disparo del atacante del equipo mexicano.
A los 66 minutos, el francés Gignac se encontró un balón suelto en el área y ante la premura por la presión de la marca de los zagueros albos, envió el balón a las gradas del estadio Cuscatlán. La desesperación era evidente en las filas de los universitarios.
Los mexicanos trataron de reaccionar pero el esquema defensivo de los elefantes, conducidos por un inspirado arquero García, se mantuvo firme y no permitió ningún desliz que diera la oportunidad a Tigres de empatar el marcador, con lo que se concretó un resultado histórico para los albos, que viajarán a México con el objetivo de reescribir la historia.