
Los albos de Alianza consiguieron una valiosa victoria en el Polideportivo Tierra de Fuego, donde se impusieron a Jocoro 2-3, con un doblete de Rodolfo Zelaya y otro de Duvier Riascos, y dieron un paso importante en la fase de cuartos de final.
Cuando se corrían 15 minutos, un centro desde la izquierda bañó a zagueros y atacantes y fue recibido por Nelson Alvarenga, quien disparó solo y cruzó al arquero Mario González.
A los 21 minutos, Riascos entró en velocidad al área y Michell Mercado envió un disparo que se dirigió al ángulo superior izquierdo de la meta, lo que obligó al arquero de los fogoneros a dar unos pasos hacia atrás y mandar el balón a tiro de esquina.
Los albos continuaron con su juego y a los 27 minutos, Zelaya recibió el balón al borde del área, giró para dejar la marca y disparó con potencia para poner el empate 1-1.
La cancha pequeña permitía llegadas constantes en ambas áreas, pero la zaga blanca se mostró muy concentrada, sobre todo con el apoyo del resto de las líneas del equipo.
Luego, a los 34 minutos, en una jugada iniciada por Marvin Monterroza, quien mandó el balón a Óscar Rodríguez, que a su vez, al ver que Zelaya ingresaba al área, le envió la pelota y éste disparó a pesar de la marca y ante la salida del arquero Julián Chicas, para darle vuelta al marcador y poner el 1-2 para los albos.
A los 49 minutos, Santos Guzmán cabeceó solo en el área y desvió el balón para poner el empate 2-2.
Los albos buscaron no desesperarse y mantenerse apegados al libreto. Salir con balón dominado y recurrir a las bandas para llegar al área rival, aunque la cancha pequeña complicaba el traslado.
Cuando se corrían 67 minutos, en centro de Jonathan Jiménez, Riascos anticipó la salida del arquero de Jocoro y de cabeza puso el 2-3 para devolver la ventaja a los albos de Alianza.
A los 71 minutos, Guzmán ingresó al área y habilitó a Luis Rodríguez, quien enfrentó la salida del arquero albo, quien le cortó el espacio de tiro, por lo que su disparo se fue desviado de la meta.
Los elefantes buscaron mantener la posesión del balón, para así controlar a un rival que como es usual, se vuelve muy aguerrido en cada encuentro.