¡La Leyenda!
Alianza es el equipo mimado de los capitalinos, no sólo por los títulos que ha logrado en su historia, sino por las numerosas páginas heroicas que han caracterizado al club, entre las que destacan la ya mítica victoria sobre Santos, el equipo brasileño en el que figuraba el entonces mejor futbolista del mundo, Pelé.
El equipo fue gestado en las canchas de la cervecería La Constancia, donde un grupo de empleados se reunía para ver a sus compañeros dar vida, sin saberlo, a club que se perfilaba como un emblema en el fútbol nacional.
En la temporada de 1958, Alianza finalizó como subcampeón de la Liga B, atrás del que se convertiría en su acérrimo rival, Águila de San Miguel. Ambos cuadros se mostraron muy superiores a sus contrincantes, y en sus enfrentamientos directos se dividieron las victorias.
El 4 de mayo de ese año, en la temporada regular, Atlético Constancia se impuso 1-0 con gol de Juan Antonio Martínez, pero el 8 de junio, los orientales vencieron en el estadio Charlaix 2-0, con dos anotaciones del goleador Juan Francisco Barraza.
Al finalizar ambos con 18 puntos fue necesaria una serie final, en la que los migueleños primero se impusieron 2-0 y luego arrancaron un empate sin goles, lo cual les dio el único boleto a la Liga de Ascenso, pero Once Municipal de Ahuachapán vivía unos momentos negros en su historia y decidió vender la categoría a los albos, a un precio simbólico de un colón.
Gregorio Bundio, Che Álvarez y Emilio Guardado, los primeros entrenadores, comenzaron a forjar parte de la historia grande del fútbol salvadoreño.
Cuando La Constancia decidió no seguir involucrada directamente con el equipo, el peruano Juan Hocklenred, entonces presidente del Hotel Intercontinental lo adoptó, y como todo un fiel seguidor de Alianza Lima, de su país, lo bautizó como Alianza Intercontinental, y de paso, adoptó el color blanco del uniforme.
El empresario sudamericano quería que el equipo se codeara con la élite de la época, así que comenzó a contratar jugadores de la talla de Yohalmo Aurora, Mario Osorio, Efraín Portillo, Benjamín Velásco, Hugo Moreno y Rodolfo Ruiz, entre otros. Sin embargo, los resultados no se dieron como Hocklenred esperaba, y devolvió el control del equipo a la familia Sol Meza.
Enrique, Ernesto y Ricardo Sol Meza, Fernando Quiñones Meza, Mauricio Salaverría, Fernando Calvo, José María Durán y Ernesto Muyshondt Parker, figuraban en la directiva del equipo, eran jóvenes entusiastas que soñaban con dar vida a un gran equipo.
Fue en ese momento que se comenzó a escribir la mejor etapa que ha vivido Alianza, ya vinculado a nombres como Raúl “Araña” Magaña, Salvador Mariona, Jorge “Conejo” Liévano, Mario Monge, Alberto “Pechuga” Villalta, Edgar “Pata gorda” Morales, David “Burra” Rivas, Jorge “Baiza” Ruano y Chepito Hernández.
A este grupo, que se transformó en la base de la selección que representó al país en el Mundial de 1970, en México, se unieron el chileno Ricardo Sepúlveda, su compatriota Miguel “Chueco” Hermosilla, y el panameño Luis “Cascarita” Tapia. En el banquillo, para mover los hilos del equipo estaba Hernán Carrasco Vivanco.
Los triunfos comenzaron a ser algo normal en el plantel, tanto nacional como internacionalmente, lo cual hizo que Alianza se convirtiera en un fenómeno social, que logró que aficionados de otros equipos cambiaran de preferencias y comenzaran a admirar, y sobre todo, apoyar el fútbol albo, con una mezcla de técnica y garra, con individualidades que servían de complemento al colectivo.
Los aficionados comenzaron a disfrutar cada domingo de las hazañas del cuadro blanco, las que eran comentadas toda la semana, para así llegar incluso a cruzar fronteras.
El gran paso
Si bien en 1965 los albos tuvieron grandes victorias y tenían el respaldo de muchos aficionados, el año siguiente marcó una época en el fútbol salvadoreño, pues un 16 de enero, los blancos enfrentaron a un equipo plagado de estrellas. Santos, de Brasil, formó con Gilmar, Mauro, Geraldinho, Alberto, Lima, Dorval, Orlando, Hengalvio, Coutinho, Pelé y Abel. Sin embargo, esa constelación de estrellas fue opacada por obreros de la época: Magaña, Rivas, Mariona, Alvarado, Zamora, Ruano, Hermosilla, Villalta, Liévano, Sepúlveda y Verón.
Pelé, a los 14 minutos, puso el 1-0 para los visitantes, pero Juan Verón hizo que los aficionados salvadoreños se levantaran y gritaran al unísono el gol del empate. Las sonrisas eran evidentes entre los hinchas blancos, que consideraban la paridad en el marcador como un triunfo ante el representativo de Brasil. Pero lo mejor estaba por venir.
A pocos minutos del final del partido, el argentino Dante Juárez fue derribado dentro del área y Ricardo Sepúlveda se hizo cargo de cobrar el penalti. El silencio se apoderó del estadio Flor Blanca, pues los aficionados, con los nervios de punta, incrédulos aún de lo que sucedía, vieron como el chileno venció al portero sudamericano y colocó el 2-1 en la pizarra. Los aficionados estallaron en júbilo, era el éxtasis.
Los buenos resultados no paraban, y ese mismo año, el 29 de mayo Alianza venció a Comunicaciones, de Guatemala, por 1-0, con gol de “Cascarita” Tapia; luego a Flamengo, campeón de Brasil, con un 3-2; y el 5 de agosto igualó sin goles con Emelec, campeón de Ecuador.
Después de coronarse campeón mundial de equipos en la Copa Intercontinental, Peñarol de de Uruguay también tuvo que ceder un empate sin abrir el marcador. La orquesta alba tocaba su mejor música.
Posteriormente llegó la serie frente a Aurora de Guatemala, y el equipo albo se coronó campeón centroamericano después de tres grandes batallas. También América, de México, y Saprissa, de Costa Rica, supieron de su poderío y cayeron 2-0 y 4-2 respectivamente.
En el plano internacional, Alianza se consagró campeón de la CONCACAF ante el Jong Colombia, de Antillas Holandesas, al ganar 5-3 en el juego de desempate.
Los títulos
La temporada 65-66 fue especialmente buena para Alianza, sobre todo porque cosechó su primer título liguero. Al hacerse de los servicios de los mejores jugadores de la época, los albos vencieron en la final 2-1 a Águila, en lo que fue el primer campeonato a cuatro vueltas, que comenzó en noviembre de 1965 y culminó en julio de 1966.
La temporada 66-67 volvió a mostrar a un Alianza contundente, y prueba de ello fue el 5-2 sobre Sonsonate, con tres anotaciones de Luis “Cascarita” Tapia. El equipo mantuvo la base del plantel de la temporada anterior así como al entrenador.
La década del 70 sólo sirvió para que Alianza mantuviera su buen estilo de juego, cultivara a su afición y creciera la añoranza por las hazañas del pasado. Luego de dos décadas el equipo volvió a levantar una copa.
Se necesitaron de los tiros desde los doce pasos para definir al campeón, pues en la final, Alianza y Águila terminaron sin goles en la final de la temporada 86-87, sin embargo, los elefantes se impusieron 7-6 para así volver a sentir lo que era el grito de campeón. Los uruguayos Carlos Reyes y Rubén Alonso brillaban con luz propia.
En la campaña 89-90, Alianza por primera vez dominó durante la campaña regular y luego, a pesar de ser segundo en la cuadrangular, atrás de Firpo, se midió con este en la final y lo venció 3-1 con anotaciones de Raúl Toro, Jaime Rodríguez y Joaquín Canales. Descontó Mauricio Cienfuegos.
El quinto título de la dinastía alba llegó en la temporada 93-94, con Gustavo Faral en el banquillo y con un viejo conocido como rival, Carrasco Vivanco estaba como timonel de FAS, el rival en la final, al que los albos se impusieron 2-1. Los santanecos se fueron arriba con un gol de Deonel Bordón, pero Milton Meléndez, de tiro libre, puso el 1-1 y Sergio Bufarini, de Argentina, consiguió el 2-1.
Alianza se encontró de nuevo con la corona en la temporada 96-97, luego de dos juegos ante Luis Ángel Firpo, el primero finalizó con un empate sin goles y el segundo 3-2. Los usulutecos se fueron arriba con un tanto de Israel Castro Franco, pero Milton Meléndez puso el 1-1 con un penalti.
Castro Franco volvió a anotar para los orientales pero Kin Canales, desde la banca llegó para conseguir el empate y luego, ante centro del argentino Horacio Lugo, Sergio Salgado consiguió el 3-2 definitivo.
La temporada 98-99 fue la última que se jugó con el formato a cuatro vueltas, que dio paso al primer ensayo de los torneos cortos, la Copa Pilsener, que fue ganada por Alianza, que se encontró en la final a Firpo, al que venció con gol de Rodrigo Osorio a los 79 minutos.
Los torneos cortos no han sido especialmente buenos para Alianza, pero en el Apertura 2001 se hizo del primero al derrotar 2-1 a Firpo. Elías “Chilena” Montes abrió el marcador para Firpo, pero Jorge Sandoval, de cabeza, puso el 1-1 que obligó al tiempo extra. La paridad en el marcador se rompió en el minuto 120, cuando Adonai Martínez cabeceó un centro de Ramiro Carballo.
El último título conseguido por los albos se dio en el Clausura 2004, donde luego de empatar 1-1 en 120 minutos ante FAS, los albos se impusieron 3-2 y alzaron su octava corona. Víctor Velásquez puso el 1-0 a los 110 minutos y Luis Espíndola igualó el marcador. Miguel “Mudo” Montes atajó los tiros de Williams Reyes, Marvin González y Gilberto Murgas. Alejandro Curbelo anotó el último tiro de doce pasos para Alianza.